Estando en el siglo XXI, y que aún personas con algún tipo de deficiencia no tengan la accesibilidad adecuada para desplazarse por su hogar o su ciudad debido a las barreras que se les presentan, es un retraso. Es cierto que en comparación con años atrás hemos mejorado, pero aún así no es suficiente.
Cada vez son más las personas afectadas que se enfrentan día a día contra todas las barreras que se le oponen, para poder ser autónomas en el desplazamiento por su ciudad o para realizar las actividades básicas de la vida diaria sin depender de otra persona.
Los entornos físicos pueden crear barreras y ofrecer las ayudas necesarias para permitir un desempeño ocupacional. Estos no son los únicos factores que afectan en la participación y en la productividad de una persona, ya que también intervienen las relaciones sociales, el entorno cultural y los factores ambientales.
Ejemplos que afirman lo argumentado anteriormente es el acceso a lugares públicos, que no permiten la entrada al recinto a todo tipo de personas debido a que no está condicionada por la falta de una rampa de acceso, la falta de semáforos con sensores auditivos, para que los no videntes puedan cruzar un paso de peatones, y los medios de transporte públicos, algunos no habilitados para silla de ruedas.
Las barreras que se crean en el contexto cultural suelen ser externas.
Muchas personas con una discapacidad física, que no padecen daños cognitivos y que pueden desempeñar las funciones necesarias de un trabajo, como es el caso de personas que han sufrido una extirpación de un miembro, no pueden ser contratadas debido al límite de las cuotas de empleo para personas con discapacidad. Esta barrera es un obstáculo que le impide trabajar a la persona deficiente debido a las numerosas limitaciones que establecen las empresas hoy en día, y que es algo que no debería perjudicar a este porcentaje minoritario de la población.
No hay comentarios:
Publicar un comentario