La amputación es un procedimiento quirúrgico que comprende la extirpación de una extremidad/miembro (brazo o pierna) o parte de un miembro (como un dedo del pie, de la mano, un pie o una mano), en general como consecuencia de una lesión, enfermedad, infección o cirugía.
¿Por qué se realizan?
La causa más frecuente por la que se realizan las amputaciones es por una mala circulación. El estrechamiento y el daño en las arterias provoca la falta de circulación, lo que se conoce como enfermedad arterial periférica.
La enfermedad arterial periférica se presenta con mayor frecuencia en personas entre 50 y 75 años de edad, generalmente como consecuencia de la diabetes o de la aterosclerosis. Cuando los vasos sanguíneos se dañan y el flujo sanguíneo se deteriora en las extremidades, el tejido comienza a morir y puede infectarse.
Otra causa por la que se realizan las amputaciones es por la presencia de una lesión de diferentes tipos, ya sea por una lesión traumática, como una quemadura grave o un accidente, o un tumor cancerígeno en una extremidad.
Cuando la extensión del daño no puede determinarse hasta pasados unos días, es recomendable retirar el tejido necrótico hasta que la lesión pueda evaluarse de forma correcta.
También puede realizarse una amputación en caso de infecciones agudas o crónicas que no respondan a los antibióticos.
Riesgos que presenta
Los pacientes que poseen afecciones de tipo cardíaco, diabetes o infecciones poseen un mayor riesgo a la hora de ser sometidas a una amputación que las personas que no presentan estas patologías.
Como toda intervención quirúrgica, pueden darse complicaciones, entre las que pueden encontrarse la deformidad de la articulación, hematomas, infecciones o necrosis en los tejidos.
Además de estas complicaciones, también pueden darse trombosis venosas profundas y embolias pulmonares, como consecuencia de la inmovilización hospitalaria.
Independientemente, el mayor riesgo lo presentan las personas mayores ya que la mayoría de ellos, a partir de los 80 precisa la amputación de alguna extremidad, las complicaciones quirúrgicas son más frecuentes y la cicatrización es mucho más lenta en personas de menor edad.
Algunos problemas que se pueden dar a corto plazo son: alteraciones de la piel, como el picor, la inflamación, los abscesos, dermatitis, etc.; cambios en la sensibilidad del muñón; formación de un neuroma que se puede producir al cicatrizar el nervio seccionado en la amputación; o la formación de un espolón óseo. Los problemas que se pueden presentar a largo plazo son: afecciones en la columna vertebral, en la cadera o en las rodillas, provocando dolor y trastornos al caminar; aumento en hasta un 80% del gasto cardíaco debido al sobreesfuerzo; y disminución en la función renal.
Asimismo, como en cualquier persona que sufre la amputación de una extremidad el impacto emocional que ello implica puede requerir una terapia psicológica para ayudarle a superar el trauma.
Para más información puedes consultar: GeorgeTown Hospital System/ Clínica Dam
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